20 consejos para mantener activo a tu cerebro
La memoria está integrada por tres sistemas que interactúan y se comunican entre sí: memoria sensorial, a corto plazo y a largo plazo. Cada una funciona individualmente, almacena diferentes clases de información y se degenera con la edad.
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TODO SALUD
Soledad (I)
La memoria sensorial retiene la información procedente de nuestros sentidos durante menos de un segundo. Después, la elimina o la guarda en otros sistemas y su funcionamiento no se altera con el paso de los años.
Cuando registra la información, ésta pasa a la memoria a corto plazo, donde permanecerá hasta que se realice una acción. Con el transcurso de los años, la memoria a corto plazo se vuelve más lenta, pero la capacidad para retener información permanece estable y sin cambios perceptibles.
Todo el conocimiento que una persona acumula durante su vida está almacenado en la memoria a largo plazo.
Es por eso que la debes tener en forma, aquí te dejamos un listado de ejercicios, costumbres y consejos que ayudan a potencializar la memoria. ¡Tom´ nota!
1.-Resolvé acertijos y otros juegos de ingenio.
2.- Mejorá tu capacidad ambidiestra. Usá tu mano no dominante para realizar tareas como peinarte, lavarte los dientes, mover el mouse, intercambiá el cuchillo y tenedor de manos comiendo.
3.- Fijate en la ambigüedad, jugá con las ilusiones ópticas.
4.- Aprendé a realizar mapas mentales.
5.- Bloqueá alguno de tus sentidos para realizar actos cotidianos: comé con una venda en los ojos, bañate con tapones en los oídos.
6.- Desarrollá el sentido del gusto. Tratá de apreciar y distinguir sabores independientes, como quesos, vinos, cervezas.
7.- Encontrá puntos en común entre situaciones aparentemente sin relación.
8.- Buscá nuevos usos para objetos cotidianos. ¿Cuántas formas de aprovechar un bolígrafo descubrís, 10, 100, 150?
9.- Organizá argumentos para rebatir tus propias opiniones para estar seguro de tus ideas.
10.- Aprendé técnicas de creatividad, realizá actividades lúdicas.
11.- Ve más allá de la respuesta evidente, utilizá el pensamiento lateral y mirá las fotos al revés.
12.- Empleá la técnica de creatividad SCAMPER (sustituye, combina, adapta, magnifica, plantea otros usos, elimina, revierte)
13.- Resolvé crucigramas y problemas de lógica.
14.- Pensá siempre en positivo, comé alimentos para el cerebro.
15.- Hacé ejercicio físico, mantenete en forma, beneficia tu mente y sentate bien erguido.
16.- Reíte, realizá distintas actividades y planteate un hobby nuevo.
17.- Dormí lo necesario, 8 horas diarias es una buena opción.
18.- No uses lo último en tecnología para todo, hay cosas que pueden hacerse con viejas técnicas.
19.- Cambiá de forma de vestir de vez en cuando. Caminá descalzo por distintas superficies.
20.- Jugá al ajedrez.
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Soledad (I)
Como un sentimiento doloroso y temido por un gran número de personas mayores, y uno de los grandes enemigos de su bienestar, describen los expertos a la soledad en las edades avanzadas de la vida
Como un sentimiento doloroso y temido por un gran número de personas mayores, y uno de los grandes enemigos de su bienestar, describen los expertos a la soledad en las edades avanzadas de la vida. Este tema –que la sociedad se ha encargado de asociar con una visión negativa de la vejez, si bien puede atribuírsele a todas las edades– toma relevancia en tanto la calidad de vida no solo implica un buen estado físico, sino también emocional.
La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la salud mental y el bienestar emocional tienen la misma importancia en la edad mayor que en cualquier otro periodo de la vida.
De acuerdo con la OMS, a lo largo de los años son muchos los factores sociales, psíquicos y biológicos que determinan la salud mental de las personas. «Además de las causas generales de tensión con que se enfrenta todo el mundo, muchos adultos mayores se ven privados de la capacidad de vivir independientemente por dificultades de movilidad, dolor crónico, fragilidad u otros problemas mentales o físicos, de modo que necesitan asistencia a largo plazo. Además, entre los ancianos son más frecuentes experiencias como el dolor por la muerte de un ser querido, un descenso del nivel socioeconómico como consecuencia de la jubilación, o la discapacidad. Todos estos factores pueden ocasionarles aislamiento, pérdida de la independencia, soledad y angustia», menciona el organismo internacional.
Al respecto, agrega que los adultos mayores también son vulnerables al maltrato, que en este grupo etario no se limita a causar lesiones físicas sino también graves problemas psíquicos de carácter crónico, como la depresión y la ansiedad.
Justamente estas dos condiciones conducen a sentir esa sensación de soledad, sobre la que Granma conversó con la psicóloga Roxana Celia Ricart Menéndez, del Centro de Investigaciones sobre Longevidad, Envejecimiento y Salud.
A juicio de la experta, puede percibirse aun cuando la persona conviva con el resto de los miembros de la familia, y se manifiesta al ser la misma recluida a un espacio psicológico o incluso físico diferente, por debajo de las condiciones que deberían ser.
«Esta soledad acompañada tiene mucho que ver con la ideología que persiste en nuestra cultura, asociada al viejismo o el ancianismo», sostuvo la especialista, refiriéndose a esos estereotipos que nos hablan de que el adulto y la adulta mayor ya «no necesitan tener tantas condiciones, que están en la decadencia, cercanos a la muerte…Toda esta ideología peyorativa, de disminución, minusvalía, hace que las personas de otras generaciones, prioricen otras cuestiones y no a los adultos mayores».
En este sentido, apuntó Ricart Menéndez, pueden sentirse solos, no tomados en cuenta. «Entonces, sobre la base de la ignorancia de las necesidades de esa persona, pues no las cubres, y ello es una negligencia, una forma de maltrato, y es una de las causas que pueden hacerlos sentir solos», explicó la entrevistada.
Pero también está la soledad real, aquella donde la persona mayor vive sola, mencionó; «y en la que intervienen muchos factores socioeconómicos ».
Sobre los mismos, la experta mencionó el llamado síndrome del nido vacío, marcado por uno de los primeros acontecimientos al que suelen enfrentarse las personas mayores: el abandono del hogar por parte de los hijos para iniciar una vida independiente, a veces en otro país, incluso si se busca mejorar condiciones de vida para estos propios padres.
«Queda un espacio sin cubrir que es el de la compañía, el amor, la convivencia, que son tan necesarias en las personas mayores, y se originan sentimientos de indefensión y soledad».
Asimismo, mencionó la soledad dada por un evento vital de la edad que es la viudez, más frecuente en las mujeres, en tanto estas tienen una mayor esperanza de vida; o la soledad que puede provocar la institucionalización. «Aunque nuestra cultura tenga rasgos de viejismo, es contrastante que somos retentivos de nuestras personas mayores. El ideal general es que estas envejezcan con nosotros, y a su vez el de la persona mayor cubana es envejecer en la familia. Es por ello que muchas veces, cuando es tomada la decisión de institucionalizar a esa persona para sus cuidados, pues tiene un costo psicológico», dijo.
«Es esencial que las familias cubanas conozcan que la necesidad psicológica que rige esta etapa del desarrollo es la de trascendencia. Los adultos y adultas mayores necesitan extender a las nuevas generaciones todos sus conocimientos, vivencias, aprendizajes, errores, lo que han ido acumulando y atesorando durante toda la vida. Si esta necesidad no se satisface, por supuesto que hay frustración, desencanto, tristeza; y para lograr cumplir con este rol es vital la comunicación y el intercambio con los jóvenes», alertó la entrevistada.
De ahí que, dijo, aun cuando no sea intencional, puede relegarse al adulto mayor si no se tiene en cuenta como elemento fundamental el saber qué necesita el otro; y ello está en la base de toda relación humana.
Sobre qué hacer, cuáles son las señales de alerta que debemos conocer para identificar cuando los mayores de casa están viviendo sentimientos de depresión y ansiedad, y algunas estrategias para combatir el aislamiento y la soledad en los adultos y adultas mayores, estaremos hablando en la próxima columna.
«Aun cuando no sea intencional, puede relegarse al adulto mayor si no tiene en cuenta como elemento fundamental el saber qué necesita el otro; y ello está en la base de toda relación humana».
Así explicaba a Granma en la columna anterior la psicóloga Roxana Celia Ricart Menéndez, del Centro de Investigaciones sobre Longevidad, Envejecimiento y Salud (Cited), con quien conversábamos sobre la soledad, considerada a menudo como uno de los «grandes miedos» cuando se comienza a envejecer, y uno de los principales enemigos del bienestar de quienes viven más años.
Es fundamental conocer las necesidades de la persona mayor en esta etapa del desarrollo y como individuo y miembro de la familia, sostuvo la entrevistada, además Máster en Género, Educación de la Sexualidad y Salud Reproductiva.
«Sentarse a su lado, preguntar, estar al tanto de cuáles pueden ser las inseguridades, miedos o temores de esta edad, sobre todo con la cercanía de la muerte, y conocer cuáles son sus necesidades reales, por ejemplo, en relación a la pareja, son elementos esenciales», refirió.
De acuerdo con Ricart Menéndez, «es muy frecuente en la sociedad la creencia de que cuando la persona mayor llega a la viudez, ya sea el hombre; y sobre todo la mujer, pues es sinónimo de que se acabó la vida de pareja, y se desconoce que muchas veces están teniendo necesidad de tener un compañero o compañera».
Ello, dijo, está relacionado con los estereotipos de una cultura que logra considerar a las personas mayores como seres asexuados y parte de un error conceptual muy generalizado en la idea de que las personas de edad avanzada no tienen vida sexual.
Igual relevancia le concede la entrevistada a la sobreprotección e infantilización de la persona mayor a nuestro cuidado, «otros fenómenos muy vistos en las dinámicas familiares, por desconocimiento casi siempre, pero que puede derivar en aislamiento, depresión, y sentimiento de soledad», subrayó.
Sobre este aspecto, el Informe Mundial sobre el envejecimiento y la salud, del año 2015, publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), apunta que «los estereotipos generalizados de discriminación de los adultos mayores por su edad como personas que siempre tienen fragilidad, representan una carga y dependen de cuidados, no tienen una base empírica y limitan la capacidad de la sociedad para apreciar y liberar el potencial de los recursos sociales y humanos inherentes a las poblaciones de edad avanzada».
Para la entrevistada es muy frecuente que bajo la idea de que «así cuidamos mejor a nuestros mayores», se les despoje muchas veces de todo nivel de decisión, autoridad o autovalidismo, mutilándoles todo el potencial de lo mucho que aún puede hacer esta persona. «Es indispensable encontrar el equilibrio», dijo.
«Pudiera pensarse que en riesgo de sentirse solos se encuentran meramente aquellos que ya están incapacitados para realizar actividades de la vida diaria, pero no es así», agregó la experta.
«El fenómeno de la soledad no distingue entre el grado de dependencia; pero ciertamente no es igual llegar a la adultez mayor con un envejecimiento sano, y validez para realizar las actividades básicas e instrumentadas de la vida diaria, que llegar a esta edad con cierto grado de discapacidad y dependencia. Por supuesto que la soledad no tiene entonces igual costo para ambos casos, pero lo cierto es que en cualquier situación tiene consecuencias para la salud emocional, e incluso física de las personas, y puede conducir a ideas de autolesionarse e incluso el suicidio», señaló.
De acuerdo con la especialista, por naturaleza aquellas personas mayores que envejecen psicológicamente de forma sana, y no están deprimidas, buscan estar todo el tiempo en actividad, son muy comunicativas, siempre están dispuestas a colaborar, y apoyar a la dinámica familiar.
«Cuando la persona mayor se distancia, está ensimismada en un yo interior, pierde el apetito, se le altera el sueño (aunque el ciclo de este es más corto que en edades tempranas), llora sin motivo aparente, no quiere hacer actividades, está de mal humor (este último uno de los síntomas que confunde a la familia, la cual por lo general alega que “está insoportable, pelea por todo”), es muestra de que la persona de siente mal.
«Asimismo, cuando no quiere salir de su habitación, o a la calle, o coger el teléfono, cuando hay un nivel de apatía social, o comienza de cierta forma a hacer despedidas con los amigos, dejación de sus objetos más valiosos con una carga emocional; cuando permanece mucho tiempo callada, o va al lugar donde nació, o nacieron sus padres, son señales de alerta que nos indican que algo está pasando y no debemos ignorar», explicó la entrevistada.
En ese sentido, refirió que es necesario buscar ayuda especializada, acudir al médico de familia, a los centros comunitarios de salud mental, o al Cited, donde puede la familia orientarse, aclarar dudas y documentarse además sobre las características que rigen esta etapa del desarrollo en la vida.
Las principales necesidades emocionales de las personas mayores son la necesidad de estima y reconocimiento, así como la de trascendencia. Es sumamente importante en esta etapa sentir que forman parte de la sociedad y de su entorno cercano, y compartir con las nuevas generaciones sus vivencias, precisó Ricart Menéndez.
Creer en su capacidad para cambiar las cosas, tenerles confianza y dejar de prepararles y planificarles su vida; animarlos a utilizar la mente de manera creativa: escribir un diario, una carta, leer, meditar; promover el intercambio con los más jóvenes de casa como herramienta susceptible de facilitar los lazos entre generaciones; evitar maltratarse con pensamientos, sentimientos y actuaciones de autodesprecio; ayudarles a descubrir todo lo bueno que hay en ellos y regocijarse por esta razón las veces que sea necesario, son algunas estrategias sencillas que ayudan a combatir el aislamiento y la soledad; y a que las personas mayores estén ante todo, satisfechas consigo mismas.
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