POLITICA Y SOCIEDAD

¿QUE ES LA GLOBALIZACION?


La Real Academia de la Lengua Española define globalización como “la tendencia de los mercados y las empresas a extenderse alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales”.
WIKIPEDIA, la enciclopedia libre de Internet define la globalización como “el proceso por el que la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo unifica mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global. Así, los modos de producción y de movimientos de capital se configuran a escala planetaria, mientras los gobiernos van perdiendo atribuciones ante lo que se ha denominado la sociedad en red.” Para saber más pincha aquí
En el mes de abril de 2004 la página de Znet en Español ofrecía el siguiente artículo de Walden Bello, en el que ofrecía una retrospectiva histórica y el significado del término globalización.
Para saber cómo Noam Chomsky, el intelectual más grande del siglo XX, define el término globalización pincha aquí (rtf, 30 Kb).La revista Znet publicó una entrevista en mayo de 2005 a Noam Chomsky titulada “Acerca de la globalización, Irak y estudios sobre Oriente Medio”. De la cual extraemos sus opiniones sobre el significado de la globalización, el denominado “movimiento anti-globalización y la utilidad del Foro Social Mundial.
De acuerdo a Miren Etxezarreta en el Seminario de Economía Crítica editado por Taifa en febrero de 2001, la globalización “no es más que el nombre que se le da a la etapa actual del capitalismo”.
Para este autor la definición de globalización es: “La globalización es la expresión de la expansión de las fuerzas del mercado, espacialmente a nivel mundial y profundizando en el dominio de la mercancía, operando sin los obstáculos que supone la intervención pública”. Esto es la globalización. No es un fenómeno completo y terminado sino que hay que contemplarla como un largo proceso inacabado en el que el capital lucha por ampliar su dominio.
Para saber mas, lee el informe elaborado por Francisco Javier Murillo: ¿Globalización, Una nueva organización económica? (rtf, 655 Kb)
Adrián Sotelo hace unas reflexiones sobre el significado de la palabra globalización en la página de información Rebelion.org el día 6 de marzo de 2005:
“Globalización” es un concepto ambiguo y desatinado, apto sólo para ocultar el proceso real de expansión del capitalismo en escala mundial. Él solamente describe cómo operan ciertas categorías como la información a través de Internet, el capital financiero que opera a través de la transmisión de datos y mediante el papel, las tarjetas de crédito y las bolsas de valores; promueve el carácter supuestamente civilizador y progresista de los medios de comunicación generalmente controlados por las grandes empresas de los grandes imperios y otros elementos de la misma naturaleza en escala supranacional. Pero no explica las causas y las contradicciones de esos comportamientos como efectivamente lo hace la teoría del imperialismo y de la mundialización del capital.
El día 5 de junio de 2005 en el periódico “La Voz de Galicia” aparece un artículo de Juan M. Vieites Baptista de Sousa, dando un significado estrictamente económico de la globalización.
Para James Petras, la globalización esta provocando que “La riqueza total de esta clase dirigente global creció de año en año un 35% hasta el tope de 3.500 millones de dólares, mientras que los niveles de ingresos para el 55% de los 6.000 millones de población más humilde del mundo disminuyeron o se estancaron.” El artículo fue publicado en la revista rebelión el 28 de marzo de 2007 y puede descargarse aquí (103 Kb)
Orlando Acosta y Jorge Iván González de la Facultad de Medicina-Instituto de Biotecnología, Universidad Nacional de Colombia y de la Facultad de Ciencias Económicas-Centro de Investigaciones para el Desarrollo, Universidad Nacional de Colombia, respectivamente, enviaron a Globalizate en marzo de 2008 un trabajo sobre la globalización titulado “Globalización: Una aproximación desde la evolución biológica y los sistemas complejos auto-organizaddos” (pdf, 131 Kb). En este artículo, los autores En el caracterizan la globalización desde una perspectiva que pone énfasis en la auto-organización en condiciones de no equilibrio. Esta aproximación contrasta, en su opinión, con los enfoques basados en la selección natural, que aplican las analogías biológicas darwinianas a la evolución socio-económica.
Susan George, vicepresidenta de ATTAC, realizó una interesante conferencia en el congreso internacional de Médicos Internacionales para la Prevención de una Guerra Nuclear (IPPNW) en Nueva Delhi bajo el titulo “Globalización y Guerra” y que Znet en Español publicó el 5 de mayo de 2008.
¿Quienes son los “globalizadores”?
Primero, hemos de aclarar que este fenómeno no es nuevo en la historia, se han producido hechos, como el descubrimiento de América, el comercio a lo largo del Mediterráneo, el tráfico de esclavos africanos o los viajes a Oriente, que ya anunciaban el advenimiento de este proceso.
En la actualidad, la gran potencia mundial EE.UU es el líder de este proceso, con su apoyo de organizaciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), pretende acelerar este proceso.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) “La globalización es una interdependencia económica creciente del conjunto de países del mundo, provocada por el aumento del volumen y la variedad de las transacciones transfronterizas de bienes y servicios, así como de los flujos internacionales de capitales, al tiempo que la difusión acelerada de generalizada de tecnología”. (Definición extraída del libro “Hij@ ¿Qué es la globalización? de Joaquín Estefanía, Editorial Aguilar).
El Banco Mundial nos ofrece su definición del significado de la globalización. Puedes ir al siguiente enlacehttp://www.bancomundial.org/temas/globalizacion/cuestiones1.htm o pinchar aquí.
El 23 de noviembre de 2005 solicitamos a la Organización Mundial del Comercio una definición de globalización ya que no pudimos encontrarla en el glosario de términos en la web de la OMC. Jean-Guy.Carrier nos contestó por correo electrónico que “la OMC no tiene ninguna definición especial para este término, aunque muchos grupos la aplican a la expansión global de las comunicaciones y el comercio mundial durante las pasadas décadas. La OMC es en este sentido un resultado de la globalización como las Naciones Unidas o el Banco Mundial, etc, que son todas manifestaciones de multilateralismo, que es la habilidad de un número creciente de países para involucrarse en decisiones que tienen un impacto en el mundo.”
Gonzalo Anes, Director de la Real Academia de la Historia publicó un artículo en el diario ABC el día 19 de octubre de 2002 sobre lo que él considera globalización y las ventajas que ésta representa, para leer su artículo pincha aquí
Kenneth Rogoff, profesor de Economía y Políticas Públicas en la Universidad de Harvard, ex-economista principal del FMI, publicó en septiembre de 2006, el artículo titulado: ¿El FMI puede prevenir una catástrofe global? donde intenta persuadir a los miembros más importantes del FMI, especialmente Estados Unidos y China, de que ayuden a disipar los riesgos planteados por los desequilibrios comerciales masivos del mundo.
Globalización Alternativa
Es muy difícil definir, quienes forman parte de este movimiento. Se trata de un grupo muy heterogéneo, a nivel individual puede abarcar desde una ama de casa, pasando por universitarios, profesores y profesionales de todo nivel, intelectuales como Noam Chomsky y Arundhati Roy, premios Nobel como José Saramago, catedráticos como Carlos Taibo, periodistas como Naomi Klein, Ignacio Ramonet o George Monbiot, ecologistas como Vandana Shiva, el subcomandante Marcos del EZLN o el agricultor francés José Bové.
Apuntaremos, una serie de colectivos que podrían participar en el movimiento por una globalización alternativa: sindicalistas, ONGs, comunistas, ecologistas, proteccionistas, anarquistas, cristianos de base, pacifistas, feministas, etc.
Existen muchas organizaciones, para ello solo debéis acudir a enlaces donde podréis encontrar un gran numero de organizaciones nacionales e internacionales.
El 16 de septiembre del 2001 Znet en español publicó esta entrevista George Monbiot, articulista de The Guardian, ambientalista y escritor, donde hace una definición de la globalización y su visión del movimiento internacionalista.
El día 26 de octubre de 2004 aparece en la red un documento titulado “La globalización, última fase del capitalismo” elaborado por Alberto Moreno. En él, se analiza el actual proceso de globalización desde una perspectiva marxista. Diferentes versiones del trabajo pueden bajarse aquí (Agrupación de Profesionales y Técnicos del Partido Comunista de Madrid.). La versión rtf de 636 Kb esta disponible en este enlace
Miren Etxezarreta indicaba en su Seminario de Economía Crítica que “la globalización neoliberal es bien sencilla de aplicar: liberalizar el comercio y los flujos de capitales, de tal manera que se pueda comerciar con ellos sin ningún control, en todo el mundo, que nadie pueda ponerles condiciones; privatizar porque afirman decididos – claro que sin ninguna prueba – que todo lo público es poco eficiente, flexibilizar el mercado de trabajo – es decir convertir a los trabajadores en un coste variable pudiendo contratarlos a los salarios que a la empresa le parezcan adecuados y despedirlos cuando les convenga -; y finalmente, desregular, es decir, eliminar todas las regulaciones públicas de la vida económica y social para que ellos puedan establecer sus propias reglas.”
El Diario Vasco publico un artículo en el mes de septiembre de 2005 que resume el estado actual de la globalización. Su autor Roberto Velasco, catedrático de economía aplicada de la UPV no indica que “la ilusión ultraliberal de la globalización de un planeta autogestionado por los mercados se ha desvanecido ante el riesgo de revés electoral de los líderes políticos de turno o de una situación económica coyunturalmente delicada”.
La Haine publicó el 18 de septiembre de 2006 una entrevista (pdf, 262 Kb) con el autor del best-seller “La globalización de la pobreza”, Michel Chossudovsky, donde se repasa el momento actual de la globalización.
Fuente: globalizate.org





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Crítica clasista al concepto y discurso de la sociedad civil





En las últimas dos décadas, el discurso político ha sido contaminado cada vez más por el concepto y el discurso de la sociedad civil. El colapso de la antigua Unión Soviética a principios de la década de 1990 en combinación con la introducción del neoliberalismo hizo boom al concepto de la sociedad civil. Como tal, la sociedad civil renació como un discurso adecuado para los intereses del capital y en contra de las fuerzas que luchan por una sociedad en la que los seres humanos son los motores del desarrollo en lugar de los intereses y las necesidades del capital (transnacional), y en donde el desarrollo colectivo forma la base de la asignación social e individual de los recursos.

La definición y el significado del concepto de la sociedad civil han cambiado con el tiempo . El concepto tiene, sobre todo, una connotación histórica y filosófica y fue utilizado por las diferentes fuerzas políticas y organizaciones, en contextos políticos, económicos y sociales específicos, para lograr objetivos particulares de estas fuerzas políticas (Kaldor, 2005: 31-71; Fernández, 2003: 31-197). En los “días de gloria” del neoliberalismo, el concepto fue empleado como una “propuesta conservadora para reducir el papel del estado y todo lo que pertenece al sector público” y para “fortalecer la acción privada” (Torres- Rivas, 2001).

En este artículo no vamos a profundizar en los antecedentes históricos y filosóficos de la sociedad civil como se hizo durante los debates en los 90. Sin embargo, el hecho de que el concepto de la sociedad civil se ha amarrado en el pensamiento político de la izquierda nos obliga a politizar en contra del concepto para establecer la esencia del concepto y exponer el significado ideológico real del mismo. Los muchos “rostros” de la sociedad civil, como escribe Wood (1990: 65), han hecho posible que sirva “para muchos propósitos”. Sin embargo, esto no quiere decir que el concepto es neutro.


La sociedad civil, según Wood (1990: 63-64), “abarca una amplia gama de instituciones y relaciones, desde los hogares, los sindicatos, las asociaciones de voluntarios, hospitales, iglesias, hasta el mercado, las empresas capitalistas, de hecho toda la economía capitalista en conjunto”. En realidad, el concepto de sociedad civil podría ser considerado mejor como una construcción política e ideológica en lugar de un concepto con base científica.

En este artículo se argumenta que el discurso de la sociedad civil no conduce a la liberación del yugo del capital por parte de los pueblos de los países periféricos y centrales sino que, de hecho, los encadena a este sistema de explotación y opresión. Como el discurso de la sociedad civil apunta a la democratización de la sociedad sin luchar por el poder del estado hace que el discurso sea muy conveniente para los intereses del capital.

Este artículo esta estructurado en cuatro partes, además de esta introducción. En la primera sección se discute la “eliminación” del concepto clase en el discurso de la sociedad civil. En la sección dos cuestionamos la supuesta separación entre el estado y la “sociedad” e intentamos demostrar la idoneidad ideológica del discurso de la sociedad civil para el capital. En la tercera sección se presenta las conclusiones. En la sección cuatro, la última sección, incluimos las referencias bibliográficas.


1. La sociedad civil y la realidad de la clase

El concepto de la sociedad civil se incrusta dentro de un discurso que elimina la clase como el fundamento de la sociedad, como la unidad elemental para el análisis del desarrollo de la sociedad capitalista y como la clave para la transformación social hacia una sociedad basada socialista. Por haber “eliminado” la clase de la sociedad, el discurso es capaz de concentrar el análisis de, por ejemplo, la desigualdad y la pobreza, en sus apariencias superficiales en lugar de sus causas. Como consecuencia, el discurso erradica la posibilidad de definir las relaciones estratégicas de poder así como los conflictos entre grupos sociales (Portes y Hoffman, 2003: 9) y se transforma en una herramienta política e ideológica para mantener el status quo. De hecho, el discurso de la sociedad civil está orientado a crear armonía entre las diferentes clases sociales (David, 1998/99: 198).

La “eliminación” de la clase de la sociedad y de su “eliminación” del análisis social hace que la lógica totalizadora y el poder coercitivo del capitalismo se hagan invisibles. El efecto del discurso de la sociedad civil es que, en vez que se debata el capitalismo en sí, se discute una sociedad fragmentada “sin una estructura de poder global, sin una unidad totalizadora, sin coerciones sistémicas” (Wood, 1990: 65).

El discurso de la sociedad civil es de gran utilidad para los intereses del capital. No sólo disfraza los orígenes de la “prosperidad” del capital, sino que también contribuye a mantener la paz entre las clases. El concepto de la sociedad civil contribuye a mantener y profundizar una falsa imagen dentro de las clases y capas sociales oprimidas y explotadas con respecto a los fundamentos de la sociedad capitalista. Mientras que el proceso de la producción capitalista se ha construido de tal forma que se evite que la clase obrera “se transforma” de una clase an sich (en sí mismo) a una clase für sich (por sí mismo) ─el proceso productivo no es sólo técnico, sino también un proceso social “en el que la transformación de las condiciones materiales de la existencia es al mismo tiempo la producción, reproducción, y la transformación de las relaciones sociales entre los productores directos (que participan en el trabajo productivo real) y los que se apropian de su ‘producto excedente’ (los que controlan los medios de producción)” (Zeitlin, 1980: 2)─, el concepto de la sociedad civil tiene la intención de crear la percepción de que la sociedad no está estructurada en clases sociales sino solamente compuesta por individuos. De hecho, como David (1998-1999: 201) comenta, la dominación de clase es “no solo ejercido a través de la propiedad de los medios de producción y la coerción política, sino también por la creación de consenso ideológico a través de las instituciones de la sociedad civil.”

La existencia de diversas clases y fracciones dentro de cada clase hace que la comprensión de la sociedad capitalista es sin duda muy complicada. Sin embargo, como en el discurso de la sociedad civil se ha erradicado la clase, el “problema de la clase” no representa un problema para comprender cabalmente las dinámicas de la sociedad. Confluyendo con el discurso post- marxista, el discurso de la sociedad civil declara que “no hay intereses objetivos de clase” que divide la sociedad ya que “los intereses son puramente subjetivas y cada cultura define las preferencias individuales” (Petras, 1997). 1 Veltmeyer (2000) sostiene que “la base del postmarxismo es un rechazo del concepto que se encuentra en el centro del análisis marxista: clase, definida en términos de la relación de los individuos con los medios de producción en condiciones que son , como Marx ha concebido, ‘definitiva y más allá de su voluntad’, y que corresponden a las etapas del desarrollo de las fuerzas de producción de la sociedad”.

Según Wood (1990: 79), la “eliminación” de la clase es más bien exactamente el problema de discurso de la sociedad civil. Las teorías que no diferencian entre las distintas instituciones sociales y las “identidades”, no pueden tratar de manera crítica el capitalismo. Mediante la “eliminación” de la clase, la relación de explotación desaparece como una de las condiciones objetivas para el desarrollo del sistema capitalista y se transforma en un asunto subjetivo e individual.


2. El discurso de la sociedad civil y la verdad del estado capitalista

El discurso de la sociedad civil intenta hacernos creer que existe una brecha entre el estado y la sociedad, incluso intereses contradictorios. 2 De hecho, el estado está considerado como autónomo y la política y la economía se conciben como dos esferas de acción diferentes.

Hace años, Miliband (1970; 1976) y Poulantzas (1976a; 1976b; 1986) explicaron el papel del estado en la sociedad capitalista, aunque con distintos puntos de vista. Por un lado, el surgimiento del estado fue visto como la consecuencia de las contradicciones entre las clases y entre fracciones de clase (teoría estructuralista del estado) y, por otro lado, el estado capitalista fue considerado como un instrumento en las manos de la clase dominante (la teoría instrumentalista del estado). Sin embargo, según Gold, Lo y Wright (1977: 35-36) la perspectiva instrumentalista tiende al voluntarismo al explicar las actividades del estado. En el caso de los estructuralistas, estos autores consideran que su análisis ha eliminado casi por completo la acción consciente. Creemos la teoría estructuralista así como la teoría instrumentalista del estado, combinada, crucial para nuestra comprensión del funcionamiento del sistema capitalista al nivel político. Además, estamos de acuerdo con Poulantzas (1986: 241; 1976c: 12-13) quien declara que el estado capitalista no representa directamente los intereses económicos de las clases dominantes sino sus intereses políticos.

Una revisión de la discusión “antigua” con respecto a la visión estructuralista e instrumentalista del estado es relevante para el debate que debe ser llevado a cabo dentro de la izquierda en relación con el carácter de clase del concepto y discurso de la sociedad civil. En nuestro punto de vista, el estado debería ser contemplado como una relación de poder y de explotación, afectando y reproduciendo la estructura de las relaciones de clase de la sociedad capitalista. Como Adler (1982: 139) sostiene, aunque el estado no crea la explotación “y por lo tanto tampoco puede ser su objetivo”, no obstante, “da a esta explotación una forma particular, precisamente, la de la forma jurídica”.

El proceso de producción y explotación, señala Poulantzas (1976a: 21), es “al mismo tiempo el proceso de la reproducción de las relaciones de dominación y subordinación política e ideológica”. Esto significa que la lucha de clases no puede limitarse a la estructura económica y social de la sociedad, pero debe entrar en la arena del estado, o, en términos más generales, también tiene que “entrar” en el nivel de la superestructura. El estado podría ser considerado como relativamente autónomo de la estructura económica y social de la sociedad, pero esta autonomía relativa, como Poulantzas (1986: 140-141) explica, se debe a su relación con las estructuras sociales de la sociedad y no es causado por un cierto poder propio.

El discurso de la sociedad civil apunta al desarme de las clases explotadas y oprimidas. En vez de luchar por el poder propone la creación de “subsociedades”. La apuesta a la fundación de estas “subsociedades” confirma y profundiza la dominación de las estructuras de la sociedad “dominante”. De esta manera, el discurso no contribuye a la democratización de la sociedad como sus partidarios afirman, pero ayuda a prolongar y, por lo tanto, fortalecer el sistema. Al respecto, Petras (1997) anota que los ataques anti-históricos y antisociales al estado solo sirven para deasarmar la posibilidad de “forjar una alternativa eficaz y racional anclada en las potencialidades creativas de la acción pública”.

El papel del estado capitalista en mantener y profundizar el desarrollo capitalista y su clara defensa del capital transnacional en los países periféricos puede ser demostrado con el caso del Estado peruano. Es un ejemplo perfecto y claro para mostrar cómo funciona el estado capitalista en los países periféricos.

En las últimas dos décadas, la burguesía peruana no sólo fue capaz de implementar un proceso de privatización a gran escala , sino que también fue la fuerza política detrás de los acuerdos de libre comercio que el Perú firmó (y sigue firmando) con una variedad de países. En la actualidad, la burguesía peruana es el principal defensor de los intereses d el capital extractivo (transnacional). Ha tenido éxito en evitar un impuesto a las súper ganancias de las corporaciones mineras y está estimulando proyectos de infraestructura que faciliten las actividades del capital extractivo. Estos mismos proyectos se dan, en muchos casos, en forma de Asociaciones Públicos Privados donde, al final, la empresa privada no tiene nada que perder. Es una situación de “ganar o ganar”. En resumen , el estado en los países periféricos ejecuta, principalmente, las funciones económicas e ideológicas que son indispensables para la reproducción ampliada del capital (transnacional).


Las consecuencias políticas devastadoras del discurso de la sociedad civil para la lucha hacia la transformación social parece ser más que evidente. A medida que el discurso hace hincapié en la existencia de intereses contradictorios entre el estado y la sociedad, crea y propaga la idea de que una reforma del estado, es decir, el estado como un instrumento al servicio de toda la población, es posible. Sin embargo, como Fernández (2003: 265 , 274) ─un defensor del discurso de la sociedad civil─ afirma claramente: “Una sociedad civilizada vigorosa proporciona a los individuos y los grupos un sentimiento de respeto por el estado y un compromiso positivo [...] Además, la sociedad civil ofrece nuevos miembros para la clase dominante en la formación [...] El fortalecimiento de la sociedad civil democrática está estrechamente relacionado con el fortalecimiento de las instituciones públicas”. En otras palabras, según Fernández, la sociedad civil es funcional para el desarrollo y el mantenimiento del estado capitalista.

La supuesta separación entre el estado y la sociedad tiene que ver con la forma en que se entiende la estructura de la sociedad. Como el discurso de la sociedad civil contempla la sociedad como compuesta de individuos, una pluralidad de identidades por así decirlo, en lugar de estar estructurada, básicamente, en clases sociales, sus defensores no son capaces de comprender la naturaleza de clase del estado capitalista. En el discurso de la sociedad civil, el estado esta considerado autónomo (ni relativamente autónoma como sostiene Poulantzas) y tiene intereses particulares que se oponen a la “sociedad”.

Los partidarios del concepto de la sociedad civil apuntan a la función instrumental del estado cuando critican y se movilizan en contra de ello. El “carácter estructuralista” del estado es, por otra parte, una píldora muy difícil de tragar para los defensores de la sociedad civil, ya que destruye el fundamento de su intención, supuestamente, de democratizar la sociedad. Por ejemplo, es mucho más fácil movilizarse par a algún tipo de democratización política y obtener ciertos resultados tangibles en lugar de adoptar medidas en favor de la democratización económica ya que esto implicaría un proceso que conlleva a la transformación social.

La democratización política del estado no es algo que pueda ser considerada como contrario a los intereses de la fracción de la burguesía en el poder. A pesar de que podría, en el corto plazo, oponer a los intereses económicos de la clase dominante, en el mediano y largo plazo la democratización podría ser “compatible con sus intereses políticos, con su dominación hegemónica” (Poulantzas, 1986: 242). Por esta razón, como Poulantzas (1976c: 27) argumenta, los intereses de las clases dominadas son, en general, solo garantizados por el estado capitalista cuando éstos sean compatibles con los intereses de la clase dominante. Harnecker (1970: 137) comenta que con el fin de preservar su poder económico, en algunos casos la burguesía tiene que “dar” algo de poder político. Estos “procesos” de dar “espacio” a las clases dominadas en el aparato estatal son el resultado dialéctico de la lucha de clases.

Los defensores de la sociedad civil tienen la intención de fortalecer las fuerzas democráticas fuera del estado. Mientras que, en definitiva, esto podría contribuir a la democratización de la sociedad, sin embargo, al considerar el estado como un organismo autónomo los “abogados” de la sociedad civil ayudan a mistificar la realidad política y de clase del estado capitalista entre la clase obrera y otras capas sociales explotadas y oprimidas. Por lo tanto, aquellos que se adhieren al discurso de la sociedad civil podrían ser considerados como lacayos del capital ya que intentan, tal vez sin ni siquiera ser consciente de ello, de enmascarar la dictadura de la minoría, el régimen de los propietarios de los medios de producción. En vez de apuntar a una verdadera democratización de la sociedad capitalista, ellos, como argumenta Wood (1990: 79), se rinden ante el capitalismo y sus mistificaciones ideológicas “por un concepto indeterminado de democracia”.

3. Conclusiones

El discurso de la sociedad civil no sólo es funcional para el capital también es una expresión de la politización de la sociedad (Tejada, 1996: 127). El concepto y el discurso de la sociedad civil son adecuados para los procesos hacia la superación del capitalismo como para su reproducción. La lucha por la democratización política, por ejemplo, podría dar lugar a discusiones con respecto a la democracia y conducir a procesos de democratización económica. Sin embargo, la democratización política reflejada en la creciente participación de la sociedad civil en los procesos de toma de decisiones políticas también legitima la sociedad capitalista.

En el contexto político mundial, el concepto de la sociedad civil es una construcción política para enmascarar los fundamentos de la sociedad capitalista. El concepto “elimina” la clase de la sociedad y del análisis social, y considera al estado como neutro. De esta manera, la “lógica totalizadora del capitalismo”, como Wood (2000: 284) escribe, está siendo reducida a “un conjunto de instituciones y relaciones entre un montón de otros” y esta reducción es el “carácter distintivo principal de la ‘sociedad civil’ en su nueva personificación”.

El discurso actual de la sociedad civil tiene que ser considerado como un ataque político a los intereses históricos de la clase obrera, definido como un proceso hacia la creación de una sociedad basada en los principios socialistas. Es la tarea de las fuerzas revolucionarias para mostrar la naturaleza de clase del discurso de la sociedad civil para revelar el carácter de clase del estado y forjar la conciencia de clase de los explotados y los oprimidos.

El concepto de la sociedad civil es importante para la lucha contra el capital, ya que podría ayudar a reunir una gama diversa y amplia de movimientos sociales detrás de la bandera de la democratización de la sociedad capitalista. Para transformar esta lucha en un combate por la transformación social parece ser muy difícil debido a los intereses de clase contradictorios dentro y entre los movimientos sociales. Como afirma Petras (1997), “la política de identidad en el sentido de la conciencia de una forma particular de opresión por un grupo inmediato puede ser un punto de partida adecuado. Este entendimiento, sin embargo, se convertirá en una ‘prisión de identidad’ (raza o género) aislada de otros grupos sociales explotados a menos que trasciendan los puntos inmediatos de opresión y se enfrenta al sistema social en el que está inmersa”.

Aunque podría parecer que el discurso de la sociedad civil apunta a la democratización de la sociedad, mediante la introducción de conceptos relacionados a la pluralidad de las identidades el discurso ayuda, de hecho, a mantener la esencia de la organización no-democrática de la sociedad, es decir, su estructura de clases. Además, el discurso “de-conceptualiza” el capitalismo, por estar “dividiendo la sociedad en fragmentos, sin una estructura de poder que abarca todo” (Wood, 2000: 285).


Una verdadera democratización de la sociedad debería significar su democratización económica. En el contexto de los debates continuos sobre las cuestiones de desarrollo, consideramos que el desarrollo “genuino” sólo puede tener lugar si esto implicaría una transformación social de la sociedad. De hecho, si el desarrollo se entiende como una mejora constante y estructural de las condiciones sociales de una parte cada vez mayor de la población mundial debería implicar una ruptura con la mercantilización de las necesidades sociales básicas de la población, como el agua, la salud y la educación. Si también apunta a un aumento cualitativo de la participación de la población en la toma de decisiones políticas y económicas, debe significar dar a las masas explotadas y oprimidas la propiedad, el control y la gestión de los medios de producción.

El estado en la sociedad capitalista no puede ser reformado para “trabajar” en favor de las clases explotadas y oprimidas ya que es, en esencia , una agencia para promover el desarrollo de la sociedad capitalista, es decir, para mantener, profundizar y ampliar las relaciones de explotación y opresión. El concepto y el discurso de la sociedad civil podrían ser considerados como instrumentos en las manos de la burguesía porque enmascaran la función del estado en la sociedad capitalista.

Aunque no consideramos que sea imposible para el estado a contribuir al cambio social, por un período de tiempo determinado y dependiendo de la correlación de fuerzas de clase dentro y fuera del estado, sin embargo, el proyecto revolucionario de transformación social no puede depender de ello , sino más bien que tenga que destruir el estado. Como comenta Lenin (1960: 299), “si el estado es un producto del cáracter irreconcilable de las contradicciones de clase, si es una fuerza que está por encima de la sociedad y que ‘se divorcia más y más de la sociedad’, resulta claro que la liberación de la clase oprimida es imposible, no solo sin una revolución violenta, sino también sin la destrucción del aparato del poder estatal que ha sido creado por la clase dominante y en el que toma cuerpo aquel ‘divorcio’.”


4. Referencias

Adler, Max (1982), La concepción del estado en el marxismo, México, Siglo XXI Editores S.A.

David, Miguel Limia (1998-1999), “Retomando el debate sobre la sociedad civil”, Marx Ahora 6-7 (1998-1999), pp. 185-207.

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Gold, David A., Clarence Y. Lo. H. y Erik Olin Wright (1977), “Recientes desarrollos en la teoría marxista del estado capitalista”, en Heinz Rudolf Sonntag y Héctor Valecillos (coords.), El estado en el capitalismo contemporáneo, México: Siglo Veintiuno Editores S.A., pp. 23-61.

Harnecker, Marta (1970), Los conceptos elementales del materialismo histórico, México, Siglo Veintiuno Editores S.A.

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Wood, Ellen Meiksins (2000), Democracia contra capitalismo. La renovación del materialismo histórico, México, Siglo Veintiuno Editores S.A. de C.V.

Wood, Ellen Meiksins (1990), “The uses and abuses of ‘civil society’” en http://twpl.library.utoronto.ca/index.php/srv/article/view/5574/2472#.URo7C2fFmVo (consultado 12/02/2012).

Zeitlin, Maurice (1980), “On classes, class conflict, and the state: An introductory note”, en Maurice Zeitlin (coord.), Classes, Class Conflict, and the State. Empirical studies in class analysis, Cambridge, Massachusetts, Winthrop Publishers, Inc., pp. 1-37.



Notas:

1 Es interesante observar la relación entre la sociedad civil y el discurso postmarxista. Según Petras (1997), uno de los argumentos del postmarxismo contra el marxismo es la siguiente: “El énfasis marxista en la clase social es ‘reduccionista’ porque las clases se están disolviendo; los puntos políticos principales de partido son culturales y arraigado en las diversas identidades (raza, género, étnicidad , preferencia sexual)”.

2 Según Fernández (2003: 240), la sociedad civil no está “sistematicamente opuesta” al estado.


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.






Jan Lust


Rebelión




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El 30 de Junio se define como un proyecto democrático y progresista. Tiene por propósito preservar el legado teórico de Juan Bosch, expresado en sus obras de investigación política, sociológica, histórica y cultural como en su praxis política sustentada en los valores éticos, humanistas y patrióticos que por igual sustentaron Juan Pablo Duarte, Gregorio Luperón y todos aquellos dominicanos que amaron y aman esta patria quisqueyana.



El capitalismo y su funcionamiento psicológico.



El capitalismo es la manera sutil de esclavizar al ser humano, ahora las empresas dictan como vivir como pensar, y a quien criticar.
Los gobiernos ahora sirven como cómplices de las empresas y actúan como empleados serviles, actualmente en nuestro país, las reformas neoliberales como la laboral donde nos convierten en súbditos y esclavos modernos, y programas con el Buen Fin del presidente espurio Felipe Alias el borracho, no alientan a ser consumistas en potencia con la consigna de competir y ganar la carrera por ser el más moderno, para conseguir el ego, orgullos y demás placeres psicológicos no importando el precio a pagar






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Ya todo se sabe...
 Una de las lecciones que quizás se aprenda del escándalo Odebrecht, y que es una consecuencia de los avances tecnológicos, de las leyes que obligan a la transparencia y de mejores procesos de selección de personal, es que ya nada queda oculto, que todo se sabe a la corta o a la larga.
Hasta ahora, ningún caso nos había tocado tan claramente, aunque se habían destapado algunos que se sustentaban en informaciones obtenidas por medio de la Ley de Acceso a la Información y a los portales de transparencia, o a la delación de empleados cancelados o asqueados por lo que ocurría en sus oficinas, pero ninguno de ellos tenía la característica muy peculiar de que la denuncia viniera primero de fronteras extranjeras con la certificación de seriedad de sentencias emitidas por tribunales lejos de toda sospecha. 
Independientemente de cuál sea la conclusión del caso Odebrecht en nuestro país, un resultado queda claro: los funcionarios van a tener que pensarlo dos veces antes de meterse en un lío de envergadura.
 La razón es sencilla: muchas veces se nos olvida que los que cometen estos delitos tienen familia, que es la que sufre el “bullying” mientras el funcionario está sometido a la justicia o cumpliendo condena. De los niños se burlan en las escuelas, tienen que dejar las prácticas de deporte y prácticamente tienen que aislarse en sus casas. En algunas ocasiones, los expulsan de los colegios. Las esposas ven perder a las amigas que disfrutaban de sus “logros” económicos, y ya la vergüenza les impide alternar en los salones. Y de los padres, ni hablar.
Como dijimos antes, independientemente del desenlace del caso, las consecuencias futuras del mismo pueden ser muy relevantes.
 atejada@diariolibre.com


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El orden criminal del mundo



Carlos Pérez Soto: Marx y Hegel





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Cómo derechizar a un izquierdista




Ser de izquierda es, desde que esa clasificación surgió con la Revolución Francesa, optar por los pobres, indignarse ante la exclusión social, inconformarse con toda forma de injusticia o, como decía Bobbio, considerar una aberración la desigualdad social.



Ser de derechas es tolerar injusticias, considerar los imperativos del mercado por encima de los derechos humanos, encarar la pobreza como tacha incurable, creer que existen personas y pueblos intrínsecamente superiores a los demás.

Ser izquierdista -patología diagnosticada por Lenin como ‘enfermedad infantil del comunismo’- es quedar enfrentado al poder burgués hasta llegar a formar parte del mismo. El izquierdista es un fundamentalista en su propia causa. Encarna todos los esquemas religiosos propios de los fundamentalistas de la fe. Se llena la boca con dogmas y venera a un líder. Si el líder estornuda, él aplaude; si llora, él se entristece; si cambia de opinión, él rápidamente analiza la coyuntura para tratar de demostrar que en la actual correlación de fuerzas…
El izquierdista adora las categorías académicas de la izquierda, pero se iguala al general Figueiredo en un punto: no soporta el tufo del pueblo. Para él, pueblo es ese sustantivo abstracto que sólo le parece concreto a la hora de acumular votos. Entonces el izquierdista se acerca a los pobres, no porque le preocupe su situación sino con el único propósito de acarrear votos para sí o/y para su camarilla. Pasadas las elecciones, adiós que te vi y ¡hasta la contienda siguiente!

Como el izquierdista no tiene principios, sino intereses, nada hay más fácil que derechizarlo. Dele un buen empleo. Pero que no sea trabajo, eso que obliga al común de los mortales a ganar el pan con sangre, sudor y lágrimas. Tiene que ser uno de esos empleos donde pagan buen salario y otorgan más derechos que deberes exigen. Sobre todo si se trata del ámbito público. Aunque podría ser también en la iniciativa privada. Lo importante es que el izquierdista sienta que le corresponde un significativo aumento de su bolsa particular.

Así sucede cuando es elegido o nombrado para una función pública o asume un cargo de jefe en una empresa particular. De inmediato baja la guardia. No hace autocrítica. Sencillamente el olor del dinero, combinado con la función del poder, produce la irresistible alquimia capaz de hacer torcer el brazo al más retórico de los revolucionarios.

Buen salario, funciones de jefe, regalías, he ahí los ingredientes capaces de embriagar a un izquierdista en su itinerario rumbo a la derecha vergonzante, la que actúa como tal pero sin asumirla. Después el izquierdista cambia de amistades y de caprichos. Cambia el aguardiente por el vino importado, la cerveza por el güisqui escocés, el apartamento por el condominio cerrado, las rondas en el bar por las recepciones y las fiestas suntuosas.

Si lo busca un compañero de los viejos tiempos, despista, no atiende, delega el caso en la secretaria, y con disimulo se queja del ‘molestón’. Ahora todos sus pasos se mueven, con quirúrgica precisión, por la senda hacia el poder. Le encanta alternar con gente importante: empresarios, riquillos, latifundistas. Se hace querer con regalos y obsequios. Su mayor desgracia sería volver a lo que era, desprovisto de halagos y carantoñas, ciudadano común en lucha por la sobrevivencia.

¡Adiós ideales, utopías, sueños! Viva el pragmatismo, la política de resultados, la connivencia, las triquiñuelas realizadas con mano experta (aunque sobre la marcha sucedan percances. En este caso el izquierdista cuenta con la rápida ayuda de sus pares: el silencio obsequioso, el hacer como que no sucedió nada, hoy por ti, mañana por mí…).

Me acordé de esta caracterización porque, hace unos días, encontré en una reunión a un antiguo compañero de los movimientos populares, cómplice en la lucha contra la dictadura. Me preguntó si yo todavía andaba con esa ‘gente de la periferia’. Y pontificó: “Qué estupidez que te hayas salido del gobierno. Allí hubieras podido hacer más por ese pueblo”.

Me dieron ganas de reír delante de dicho compañero que, antes, hubiera hecho al Che Guevara sentirse un pequeño burgués, de tan grande como era su fervor revolucionario. Me contuve para no ser indelicado con dicho ridículo personaje, de cabellos engominados, traje fino, zapatos como para calzar ángeles. Sólo le respondí: “Me volví reaccionario, fiel a mis antiguos principios. Prefiero correr el riesgo de equivocarme con los pobres que tener la pretensión de acertar sin ellos”.

(Tomado del Clarín)




El 30 de Junio se define como un proyecto democrático y progresista. Tiene por propósito preservar el legado teórico de Juan Bosch, expresado en sus obras de investigación política, sociológica, histórica y cultural como en su praxis política sustentada en los valores éticos, humanistas y patrióticos que por igual sustentaron Juan Pablo Duarte, Gregorio Luperón y todos aquellos dominicanos que amaron y aman esta patria quisqueyana.

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Nuevas tendencias que están alterando la vida cotidiana y las costumbres a gran velocidad.




Nuevas tendencias están alterando la vida cotidiana y las costumbres a gran velocidad. Entérate de las oportunidades y los riesgos de estos cambios. Mira la lista completa 
1. El individualismo “Antes la tradición, la Iglesia, el Estado o la familia dictaban las ofertas de futuro personal. Hoy cada uno tiene derecho a elegir quién quiere ser. La paradoja es que se ve obligado a ello, lo que genera miedos”, dice en diálogo con Infobae América la doctora en psicología Pilar Medina Bravo, profesora de comunicación de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, España.

Probablemente sea el cambio más importante, porque influye sobre todos los demás y todavía no sabemos hasta dónde llegará. Lo que está claro es que la sociedad deja de imponerse sobre los individuos, a los que se les reconocen cada vez más libertades. 

2. El rechazo a la religiónLa función principal de la religión era darle un sentido a la vida, decirle a las personas qué estaba bien y qué mal. Si ahora eso los individuos lo tienen que resolver por su cuenta, ¿qué lugar le queda a las instituciones religiosas? 

“Ahora cada uno es responsable de trabajar para construir el sentido de su vida. Es fácil prever que surjan un montón de soledades, de inseguridades, de búsquedas, de mixturas de creencias y de prácticas. Se puede vestir hippie, escuchar hip-hop, creer en Dios y tener la cabeza rapada, por dar un ejemplo caricaturesco”, afirma el sociólogoAlexis Sossa Rojas, de la Universidad Arturo Prat de Iquique, Chile.

3. El estrés“El sistema económico favorece que los individuos depositen su interés de vida en eléxito profesional. Como puedes optar, tienes la responsabilidad de asumir lo que hayas elegido y también el posible fracaso. Y ahí navegarás solo”, cuenta Medina Bravo.

Que cada uno pueda elegir a qué dedicarse puede evitar las frustraciones de los que no pudieron ser lo que deseaban porque sus padres le impusieron lo que tenían que ser. Pero como el éxito profesional nunca es permanente, la presión por retenerlo puede ser devastadora.


4. Las redes sociales y las nuevas formas de comunicación“Las tecnologías seducen y a veces nos dejamos arrastrar por ellas. Son útiles. Por ejemplo, puedes hacer un vínculo a partir de un contacto de Facebook, o puedes mantenerlo si se fue a otra parte del mundo, pero un contacto no es un vínculo”, dice Medina Bravo. 

Por confundir amigos virtuales con amigos reales, muchas personas creyeron que podían compartir intimidades con personas que no conocían demasiado. Al ver las consecuencias negativas de eso, algunos empiezan a tomar precauciones para evitarse malos momentos.Por otro lado está el exceso de información, que se actualiza y se renueva sin parar, en algunos casos saturando a las personas. 

“Estamos obesos de consumo e hiperinformados, pero anoréxicos de crítica. No podemos parar a reflexionar sobre lo que hacemos por el exceso de información”, dice a Infobae América el filósofo Carlos Fajardo Fajardo, de la Universidad del Cauca, Colombia.

5. Lo privado hecho público“Hay mucha seducción por la exhibición de la intimidad. Es como un Gran Hermano brutal. Parece que ya no se puede hablar de recato o pudor, porque se lo considera como algo excesivamente tradicionalista”, asegura la especialista en comunicación. 

Pero como son nuevas formas de relacionarse, Medina Bravo considera que lo que hoy parece fuera de control se irá regulando con el tiempo. “No va a seguir siendo así porque hay gente que ya se está empezando a asustar un poco”. 

6. La televisión y la homogeneización culturalLa novedad de la televisión de fines del siglo pasado es que consiguió generar gustos similares en distintos sectores sociales. Así, personas de todos los estratos miran los mismos programas, escuchan la misma música y consumen productos del mismo tipo. 

“Los medios generan un despotismo de consumo en el que no tenemos ni siquiera capacidad de resistir, sino que lo aceptamos deliciosamente”, explica Fajardo Fajardo. 


7. El cuidado del cuerpo
Muchas personas entienden que llevar una vida sana es una forma de espiritualidad o de compromiso social. Son ejemplos el vegetarianismo y el veganismo. Pero otra cara del fenómeno es la obsesión por la estética, por estar delgados, como se ve en dos enfermedades muy contemporáneas: la bulimia y la anorexia.“Hay una cultura de maquillajes y pasarela. El rescate del cuidado del cuerpo es unaforma de no naufragar ante la ausencia de estabilidad. No pienses por ti mismo, sino en ti mismo. Pero eso se ha vuelto simulacro. Nos hemos vuelto empresarios de la apariencia: nuestro cuerpo es vendible, usable y reemplazable. Es un cuerpo para exhibir”, sostiene Fajardo Fajardo. 

8. La juventud eterna“Hay una exaltación de la juventud. Vivimos la tiranía de pasar la mayor parte de la vidaenvejeciendo, pero queriendo ser jóvenes. La sabiduría ya no vende, y si no eres joven al menos tienes que parecerlo. Pero esta preocupación también es posible por latecnología. Si no existiera el lifting y otras técnicas de rejuvenecimiento, nadie pensaría en hacer algo parecido”, explicó Medina Bravo. 

Lo mismo cree Sossa Rojas. “Existe un mercado que promueve discursos de juventud, belleza, delgadez, como sinónimos de éxito sexual, social, incluso familiar. Por ello, se da la tendencia que nadie quiere envejecer, tener grasa, y también, que existan grandes angustias personales si no se consigue calzar con estas ideas”. 



9. La conciencia ambientalA otra de las cosas que los ciudadanos de todo el mundo tuvieron que acostumbrarse es al temor a sufrir una catástrofe natural. Esto tiene mucho que ver con la difusión del daño que el hombre le provoca al planeta. Por eso cada vez más personas, individualmente, hacen pequeñas cosas en defensa del medio ambiente. 

“El individualismo -dice Sossa Rojas- es también un proceso moral, por ello, el principio es que más allá de pertenecer a un grupo, yo valgo porque soy persona, y por ello puedo participar de grupos ecologistas, o a nivel individual cooperar con el ambiente. Por ejemplo, reciclando”. 

10. La inseguridad“Hay personas que sienten que no pueden aferrarse a nada. Que nadie los va a salvary que no hay compromisos de los de arriba hacia los de abajo. Y eso crea un sentimiento fuerte de indefensión”, explica Medina Bravo. 

Esto aparece como una consecuencia de todos los cambios que se vienen produciendo, que hacen tambalear a muchas de nuestras anteriores certezas. Pero son procesos contradictorios. 

“No adoptaría una postura pesimista, de suponer que el pasado fue mejor. Es cierto que la tradición daba seguridad, pero a costa de reducir la libertad de elección”, concluye Medina Bravo. 





El 30 de Junio se define como un proyecto democrático y progresista. Tiene por propósito preservar el legado teórico de Juan Bosch, expresado en sus obras de investigación política, sociológica, histórica y cultural como en su praxis política sustentada en los valores éticos, humanistas y patrióticos que por igual sustentaron Juan Pablo Duarte, Gregorio Luperón y todos aquellos dominicanos que amaron y aman esta patria quisqueyana.

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         “La industria alimentaria es una mafia criminal”









El gurú de la gastronomía y la alimentación, Carlo Petrini, puso en la picota pública al monopolio de los alimentos.

Para Carlo Petrini, un alimento debe ser bueno para el que lo consume, limpio con el medio ambiente y justo con el que lo produce. Foto: EFE

Carlo Petrini es el presidente y fundador de Slow Food, movimiento que busca contrarrestar el vertiginoso mercado de la comida rápida, impedir la desaparición de las tradiciones gastronómicas locales, combatir la falta de interés general por la nutrición y las consecuencias de las elecciones alimenticias. Petrini es una autoridad mundial en temas de alimentación y desarrollo de la agricultura tradicional. Este italiano de 63 años profesa el comer como un derecho, se opone a la globalización del gusto y apoya a los pequeños productores agrícolas.

En una serie de charlas por América Latina, Petrini ofreció una conferencia en Bogotá sobre cómo la industria alimentaria mundial es una “industria criminal”.
Petrini creó Slow Food en 1989 en París y fue un proyecto que inició con un interés en la cultura alimentaria y la gastronomía, concepto último que según él, está mal utilizado y mal definido.

“Gastronomía no es solo el arte de producir a través del conocimiento de la comida ni de una estética que pueda transmitir placer. No son solo recetas, recetas y más recetas”, afirma uno de los considerados gurú de la gastronomía y la alimentación.

Para Carlo Petrini, la definición anterior no es más que un 10 ó 15 por ciento de lo que es la gastronomía, “quien piense que es solo eso a lo que se está refieriendo es a una pornografía alimentaria”, asegura.

El hombre, a quien hace pocas semanas le ofrecieron el Ministerio de Agricultura en Italia, presentó una definición más completa y exacta. “Gastronomía es una ciencia compleja y multidisciplinaria que la academia se negó a aceptar durante años. Es holística y cuando hablamos de ella, hablamos de todo lo humano cuando se trata de comer. Es física, química, biología, genética, agricultura, historia, antropología, sociología, identidad cultural y aunque no lo crean economía política”.

El monopolio

Carlo Petrini asegura que quien domina el vientre tiene el poder, las guerras siempre han sido por conquistar tierras y apropiarse de lo que éstas producen. Fue en este punto cuando este experto empezó a revelar cifras y datos sorprendentes.

“El 80 por ciento de las semillas en el mundo pertenecen solo a cinco multinacionales”, señaló el experto, y además aseveró que es tanto el control que las industrias alimentarias tienen sobre la producción agrícola que retó a los colombianos a hacer un experimento.

Según Petrini, cuando se compran semillas y se siembran en casa, las plantas crecen hermosas y dan frutos que aparentemente se ven perfectos, sin embargo, si alguien intenta sembrar las semillas de esos frutos, ya no crecerá nada, ¿por qué? La respuesta para el italiano es simple: porque a la industria no le conviene que las comunidades tengan control sobre la producción.

Petrini va más lejos y dice con cierta resignación que cuando la industria tenga el control total sobre la producción ya no existirá el campesino, ni el agricultor. Es por eso que insiste en que la vida no puede ser propiedad de unos pocos, de ahí el énfasis que Slow Food hace para que se fortalezcan las producciones locales y así cada comunidad pueda tener “soberanía alimentaria”.
Una mafia peligrosa

“El sistema actual es un sistema criminal porque destruye el medio ambiente, se aprovecha de los insumos locales de las comunidades en pobreza, produce un desperdicio que nunca antes en la historia de la humanidad se había visto, no respeta tradiciones, destruye poblaciones y roba el futuro”, afirma.
Para Petrini la industria también es peligrosa porque está haciendo cada vez más infértiles los suelos y en los últimos 20 años se han usado más químicos que los que se usaron en los 120 años anteriores, es por eso que la tierra está “adicta”.

Como si esto no fuera poco, el presidente de Slow Food reveló que el 76 por ciento del agua en el mundo se usa para la agricultura de manera irracional. El sistema alimentario es injusto para quienes producen, para los campesinos.
“En 1950, Italia tenía un 50 por ciento de población campesina, hoy es solo el 3 por ciento y la mitad de esta última cifra son personas que ya tienen más de 60 años”.

“Es una mentira que los alimentos ya no contienen suficientes nutrientes y lo que hace el mercado en el caso de la leche, por ejemplo, es cobrarle más al consumidor por un litro con más vitaminas, más por una leche sin lactosa, mientras que los productores siguen recibiendo el mismo dinero inicial. En un futuro no vamos a comer computadores, la gente tiene que despertar, en últimas, tal como estamos, si usted quiere más nutrientes pues cómase la caja tetrapack porque la leche es solo agua”.

Desde 1900 hasta hoy, la humanidad ha perdido el 75 por ciento de su diversidad y la industria de alimentos solo privilegia las especies más fuertes. Petrini recuerda que cuando hubo una plaga que acabó con la especie de papa que se daba en Irlanda, se logró rescatar este alimento porque se utilizaron otras especies, pero si se descuida la diversidad y solo se fortalece la más fuerte, ya no habrá salvación.

El desperdicio es otro punto neurálgico. Actualmente se producen alimentos para 12.000 millones de personas cuando la población es de 7.000 millones. Hay un excedente de 5.000 millones pero 1.000 millones de personas no comen y entre el 45 y 50 por ciento de la producción de alimentos se va a la basura.
Falsas creencias

A Petrini le aterra que otro criterio para elegir la comida sea la estética, “si una zanahoria no se ve simétrica, entonces no se compra, esa es una lógica nazi fascista. Con la comida pasa como con las personas, solo pasan los bonitos”.
Es importante destacar que ahora la población gasta más en adelgazar que en comer. Para Carlo Petrini la ecuación es simple, “mientras más se ahorre en comida, consumiendo hidropónicos y transgénicos, más se gastará en servicios sanitarios y de salud”.

Finalmente, existen cuatro agentes de cambio con los que Slow Food considera importante trabajar: los indígenas, los campesinos, las mujeres y los jóvenes. “La gente que supuestamente está atrás en la escala social, será la que nos rescatará de la catástrofe cuando esta bomba explote”, concluye.


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