miércoles, 12 de julio de 2017

Análisis de la nueva geopolitica mundial

La realidad del futuro




Mucha gente había puesto sus ojos en la cumbre del G-20, entre ellos yo. Pues nada, ha sido un fracaso total. O un éxito total, según se mire.

Fracaso porque ha evidenciado que la división entre los países occidentales es de tal calibre que ya nada será igual para ellos. Hasta ahora se resistían a reconocer la realidad, que no es otra que su protagonismo y hegemonía está desapareciendo a un ritmo cada vez más rápido. Ahora ya no pueden ocultar que el futuro va a ser muy penoso para ellos.

Éxito porque ha dejado en claro que hay un nuevo equilibrio de poder en el mundo y ese equilibrio está decantándose cada vez mas rápido hacia Eurasia como concepto geopolítico y hacia China y Rusia como entidades reales.

En forma muy resumida:

- El G-20 son eso, veinte países que se reúnen y pretenden tener legitimidad para hablar en nombre de los 200 países que conforman los pueblos de la Tierra. Se supone que esos veinte países aglutinan el 85% del Producto Interior Bruto mundial, por lo que son los que pintan, pinchan y cortan. Eso, que era así hasta septiembre del año pasado, como se evidenció en la cumbre que se celebró en Hanzhou (China), ahora ya no lo es. Ahora el G-20 son tres G: Occidente (EEUU, Canadá, Europa, Japón), los BRICS y quienes fluctúan entre ambos aunque se decantan cada vez con mayor nitidez por unos o por otros, como pueden ser Turquía, Arabia Saudita o incluso Corea del Sur.

- El G-20 quería ser el adalid del libre comercio y precisamente los desacuerdos más sustanciales se han producido en torno a eso. La Organización Mundial del Comercio ya no es el sancta sanctorum que rige el mundo. Si Europa y EEUU han estado enredando con la OMC en contra de China (que si no es una economía de libre comercio y cosas así) ahora ya no podrán hacerlo porque lo que ha quedado en claro en esta reunión es que la OMC ya no es la biblia del neoliberalismo: ahora es interpretable. China gana por goleada porque EEUU ha utilizado su discurso para defender las posturas proteccionistas de Trump y ha impuesto que sí, que hay que mantener los mercados abiertos y reconocer el papel de la OMC pero que cada país puede "utilizar, si es necesario, instrumentos legítimos de defensa comercial" (sic).

- Visto por donde iban las cosas, los diversos grupitos del G-20 se han dividido, a su vez, aunque quien más divisiones ha tenido ha sido Occidente. Y dentro de Occidente, Europa. Y dentro de Europa, Alemania. Porque Alemania era el país anfitrión y el que más tiene que perder con lo que está pasando. Así que hemos visto a Merkel adhiriéndose con entusiasmo al proyecto chino de Nueva Ruta de la Seda; criticar a EEUU por su intento de boicotear la construcción del gasoducto Corriente del Norte 2 (directo desde Rusia a Alemania a través del mar Báltico) y reunirse con Putin para frenar la rebelión de los grandes empresarios alemanes que presionan para que se levanten las sanciones contra Rusia...

Pero no sólo.

Hemos visto a Putin en plan gran estrella acaparando todas las reuniones, siendo solicitado y requerido por todos: EEUU, Japón, Corea del Sur, Arabia Saudita, Alemania, como ya he dicho...

Hemos visto a Xi Jinping arrastrando multitudes y adhesiones a su Nueva Ruta de la Seda.

Un dato: el presidente del Corea del Sur se ha reunido con los de China y Rusia. ¿Qué pinta Rusia en todo el barullo con Corea del Norte? Pues que Rusia se está convirtiendo en el gran jugador en la sombra y en el gran mediador del futuro para llegar a un acuerdo en la península coreana.

Hemos visto la realidad del futuro, en definitiva.

Y China, que siempre ha considerado el G-20 casi como el gobierno del mundo, al mismo nivel que la ONU, como dejó patente en la cumbre del año pasado, ha decidido que ante la imposibilidad de ir de la mano con Occidente tiene que asumir el papel de vanguardia y de dirigir el mundo según sus propios valores. China defiende una "nueva globalización" y entiende por tal el fin de la hegemonía neoliberal de corte occidental puesto que ya no son los valores occidentales, ni sus instrumentos derivados de Bretton Woods (FMI y Banco Mundial), quienes dominan el mundo. Si en las vísperas de la cumbre del G-20 del año pasado China decidió abrir su propia bolsa de oro -ya operativa-, tras la de este año y habiendo visto lo que ha ocurrido ha ido algo más allá y acaba de anunciar que va a fijar su propio precio de referencia del petróleo. Aunque no hay fecha, el anuncio establece que será "seguro" a lo largo de este año 2017.

Y ahora viene lo mejor, aunque lo de antes ya es suficientemente bueno: China lo va hacer en dólares y en yuanes. Es decir, que ahora sí estamos en el principio del fin del petrodólar. Y ya han salido los de siempre a decir que eso lleva "preocupación" a los mercados.

Os recuerdo que China ya tiene su propio sistema interbancario de pagos internacionales, al igual que Rusia, por lo que los pagos se pueden hacer a través de esa vía con lo que se reduce aún más el papel de Occidente hasta casi quedar en un recuerdo histórico.

Pues si están preocupados los de siempre, o sea, Occidente, aún tienen más motivos: China también ha anunciado de forma oficial la construcción de una base naval en Djibuti (un país africano). Ya lo había hecho hace tiempo, pero ahora la diferencia es que ha partido hacia ese país el destacamento encargado de su construcción. Va a ser la primera base militar fuera del territorio de China y va a estar en una zona sensible, el golfo de Adén. Es decir, en pleno meollo de la guerra de Yemen. La razón oficial es la piratería, pero la extraoficial es romper el cerco marítimo que EEUU quiere imponer a China.

Esta reunión del G-20 ha servido para que todos rec
onozcan que se acabó el mundo unipolar, que hay varias estrellas que guían el camino y que ese camino conduce, inevitablemente, a Eurasia.

El Lince



Las tres raíces del árbol de la patria
El 30 de Junio se define como un proyecto democrático y progresista. Tiene por propósito preservar el legado teórico de Juan Bosch, expresado en sus obras de investigación política, sociológica, histórica y cultural como en su praxis política sustentada en los valores éticos, humanistas y patrióticos que por igual sustentaron Juan Pablo Duarte, Gregorio Luperón y todos aquellos dominicanos que amaron y aman esta patria quisqueyana.

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